Las fases de un entrenador en temporada
Todas las temporadas tienen cosas diferentes, pero todas tienen puntos en común: el número de jornadas, los minutos de juego, las plantillas. Siempre hay algún retoque (equipos que se retiran, partidos que duran más de 90 minutos, jugadores que van y vienen…) pero a veces las temporadas tiene unas fases que las hace ser parecidas.
Fase 1: Construir tu equipo (Pretemporada)
Antes de que eche a rodar el balón, ya has ido perfilando tu equipo, con fichajes y salidas. Tienes unas líneas claras de cómo pretender jugar y vas a usar la pretemporada para perfilar las líneas rojas de tu equipo mientras tus jugadores te conocen poco a poco.
Fase 2: El arranque (hasta la jornada 7)
Tu equipo compite bien, con mayor o menor acierto, pero progresando en la idea que has empezado a sembrar. Sabes que un buen comienzo da tranquilidad a todos, especialmente a ti, porque asi no hay miradas desafiantes, ni en el banquillo, ni en la grada, ni en el palco. Te has ganado pasar a la siguiente fase con cierta tranquilidad.
Fase 3: No se ganan ligas pero sí que se pierden (hasta el final de la primera vuelta)
El tiempo que va desde noviembre a enero sirve para darte cuenta de que la primera idea con la que el equipo trabajaba se vuelve obsoleta. No da para mucho más y necesitas actualizarla, pues debes provocar el desequilibrio antes de que el desequilibrio te mueva a ti. Llega el frío, las lesiones, las primeras miradas de los suplentes, hartos de no contar como ellos creen que deben hacerlo (el jugador siempre es egoista). Un tiempo en el que ya todo el mundo te sitúa en la tabla y sabe si eres un equipo peligroso, candidato al ascenso, o flojo en defensa, sin gol arriba, candidato al descenso. A veces, sigues haciendo lo mismo. Y donde antes ganabas, ahora pierdes. No sabes por qué. Te vuelves loco. Cambias todo. Y tu equipo no se actualiza, se desfigura.
Fase 4: Preparando el terreno (hasta la jornada 30)
Si tu equipo está en los puestos altos de la clasificación sabe que no puede permitirse un tropiezo en esta fase, porque no le permitirá llegar bien posicionado a la última fase. Tienes que mover el equipo y tener a todos enchufados, pero no todos los jugadores están contentos con su rol. Sabes que habrá partidos trampa, días que saldrá todo mal, pero tienes que sacar el resultado adelante. Da igual lo que hayas hecho en la primera vuelta, si ahora pierdes cinco partidos, la grada pedirá tu cabeza y el presidente lo hará sin pestañear. Tu trabajo es así de frágil. ¿De que vale ganar 20 partidos seguidos si luego encadenas 4 derrotas seguidas que te costarán el puesto?
Fase 5: Ganar lo es todo (últimas 8 jornadas)
Queda el último empujón. El juego pasa a ser secundario (aunque sin juego generalmente no hay resultado) porque lo que prima es la competitividad. Tus jugadores no tienen que desarrollar un juego perfecto, sino ser eficaces. Te juegas una temporada entera y tus jugadores deben saber que cada jugada es importante, que no hay partidos para recuperarte. Debes dominar la ansiedad de tus jugadores, saber que en diez minutos puedes perder todo. Has llegado a esta fase con opciones, sé valiente. Y si no has llegado con opciones de nada, da igual, sé valiente. No se construye en un día.
Fase 6: ¿Bola extra?
Toca reunirse con los que mandan. Revisar objetivos y ver si se han logrado. Despedirte de tus jugadores. Algunos te querrán porque les hiciste mejores, algunos te odiarán porque no contaste con ellos. Algunos serán indiferentes a todo lo que han pasado contigo. Ninguno se pondrá en tu pellejo. Solo tú y tu cuerpo técnico sabrán todo lo que has hecho.
Si has llegado a la fase 6 vivo, enhorabuena. En unos meses, vuelves a jugar la primera fase…
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