La ¿importancia? de los sistemas de juego
Los sistemas de juego han sido, desde el comienzo del fútbol, la manera de poder explicar la colocación de los jugadores en el terreno de juego. Desde el 1-1-9 al 1-4-3-3 todas las formaciones han ido evolucionando, adaptándose o desapareciendo del mapa en función de los designios del juego. En realidad, muchos de ellos salieron como reacción ante otros imperantes. Como siempre, el fútbol es acción-reacción, evolucionando así hacia sistemas y modelos cada vez más sofisticados en la búsqueda de un ideal perfecto.
Lo primero que hay que señalar es que un sistema de juego es la disposición de los jugadores en el terreno de juego antes de que suene el silbato. Se ha presupuesto siempre (como es obvio) que una vez que rueda el balón los jugadores se mueven pero que antes están colocados en su posición de juego. Bueno, sabemos que los equipos han evolucionado también en la disposición de sus jugadores antes del pitido inicial. Si alguien ha visto a los equipos de Zdenek Zeman sabe de lo que hablo, con columnas de jugadores en un lado del campo esperando un balón largo de su central.
Por lo tanto, si los jugadores no están colocados en su posición ni siquiera cuando va a sonar el pitido del árbitro, ¿vale el sistema para algo?.
La respuesta a esa pregunta es: sí, pero no del modo en que la gente, en general, puede entender su uso.
«Los sistemas de juego son solo números de teléfono» decía César Luis Menotti, hastiado de que le preguntaran por ello. También Guardiola se refería a ello en términos parecidos. Incluso muchos entrenadores dicen que los sistemas de juego no existen. Y no les falta razón pues su profundidad de análisis es mayor que la simple colocación de once jugadores en el campo. Los jugadores se mueven, interactúan en contextos propicios y transitan por diversas ubicaciones a lo largo de 90 minutos.
Si los sistemas de juego son una foto estática y el fútbol es absolutamente cambiante no tiene sentido denominarlo como tal, a no ser que sea totalmente inmóvil, algo a todas luces imposible. Podríamos, por tanto, definir los sistemas de juego como «los puntos de partida de cada jugador desde el pitido inical y que, debido a su organización interna, pueden aglutinar distintos módulos de juego».
Vamos a intentar explicar esto con un poco de calma.
Los sistemas de juego y los módulos de juego
Si el sistema de juego es un punto de partida entenderemos que habrá distintas ubicaciones. No es igual jugar con tres defensas que con cuatro porque la organización interna (lo que se llama de manera coloquial el dibujo) del equipo cambia. Lo que sucede en realidad es que, partiendo de ese origen, el equipo se organiza en módulos de juego en función de las diversas situaciones.
Podemos entender los módulos de juego como aquellas estructuras derivadas de los sistemas de juego que permiten su ductilidad a la hora de organizar al equipo. Así, un equipo que en teoría parte con cuatro defensas se estructura en un módulo 1-3-2-2-3 porque su lateral izquierdo se junta con el pivote para sacar el balón (véase Joao Cancelo en el Manchester City) pero luego se organiza en 1-2-3-5 porque se está enfrentando a un bloque bajo y solo hay un delantero que tener controlado. A veces cerrando con laterales, otras abriendo con interiores, los jugadores se ubican en posiciones que sean óptimas para el modo de jugar del equipo en ese momento.
Entonces, ¿por qué seguimos hablando de sistemas de juego si parece claro que su uso es restringido? Por un lado está nuestro cerebro racional que solo ve líneas en un campo de fútbol y que intenta reorganizar su esquema mental de un modo adecuado a su visión. Por otro lado está la búsqueda de simplicidad para el aficionado. Si hay cuatro defensas, juegan con cuatro atrás y punto. Y en última instancia está que, en la búsqueda del análisis en esta ciencia que es el fútbol, hay mucha gente que no ha invertido tiempo en leer a gente que está a la vanguardia del deporte. Tampoco se les puede culpar de ello, pues no tienen por qué saber como aficionados todas las vicisitudes del fútbol. Pero bien haría los entrenadores en entender, como bien hacen varios, que los sistemas de juego son tan difusos que apenas aparecen en los partidos, como el Bosón de Higgs.
Sistemas de juego como partida y constreñimiento
Si los sistemas de juego son puntos de partida para poder desarrollar los módulos subsiguientes lo primero que habrá que pensar es en la ubicación de los jugadores. Esa ubicación y la decisión que se tome será un constreñimiento, es decir, algo que afectará a los jugadores y su modo de jugar. Hay distintos tipos de constreñimientos (que no serán detallados aquí pues excedería con mucho el análisis de este texto) pero cuando nos referimos al sistema de juego tenemos que entender que ya nos constriñe nuestra capacidad de influencia. Esos constreñimientos que van cambiando en función del módulo de juego seleccionado y los contextos e interacciones que se vayan creando posibilitarán mayor rango de movimiento en la autoorganización del equipo en cuestión. Simplificando mucho, jugar con cinco defensas provoca unas limitaciones de espacio y tiempo a los jugadores distintas a una defensa de tres, por poner un ejemplo. En un sistema complejo como es un equipo de fútbol, esa ductilidad en el constreñimiento permitirá que el equipo pueda desarrollarse sin estar atenazado.
Para ello será vital la auto-organización del equipo a la hora de desarrollar el módulo de juego que se emplee en cada momento. Si un equipo es capaz de minimizar la incertidumbre del juego a través de reducir el desorden (entropía) podrá estar en disposición de desarrollar su modelo basado en los principios del juego que el entrenador disponga.
Entonces, ¿sirven o no sirven los sistemas de juego? Su utilidad dependerá del énfasis que le demos. Pensar que los jugadores no se mueven es absurdo y reducir a un equipo a su sistema de juego sin entender el desarrollo de sus jugadores, también. Si se pretende conocer el juego a fondo hay que ir más allá. Y no solo entenderlo, sino analizarlo, tanto al propio equipo como al rival al que te enfrentas.
Gracias por tu reflexión, como siempre esclarecedora y estimulante. Yo soy un mero aficionado pero aficionado también al análisis. Yo diría que se juega, no con, sino DESDE un sistema que, dadas las circunstancias -absolutamente relacionadas con el juego acción reacción que lúcidamente señalas- se despliega o repliega en otros sistemas o dibujos. El caso del City, quizá el mejor ordenado, es ejemplar (me dejó pasmado lo que hizo tácticamente contra el United). Y hay veces que el juego borra momentáneamente todo dibujo. Unas veces para bien y otras para mal. Recuerdo que Paco Jémez decía: un equipo tiene que saber ordenarse, pero también tiene que saber desordenarse, sobre todo en ataque, para sorprender y desordenar al rival (Cito de memoria porque fue una declaración hablada). Salud!
Mucha razón en lo que dices. La capacidad de ordenarse/desordenarse de un equipo a través de su autoorganziación es importante. El ejemplo del City es claro, parece que siempre están bien ubicados.
Saludos.