Decálogo para docentes
- El alumnado que tienes frente a ti espera lo mejor de ti en lo didáctico y en lo emocional. Ignorar una de las dos partes es no haber entendido nada.
- La docencia es vocacional, pero solo en algunos casos. Pregúntate si estás dispuesto a pagar el peaje.
- El alumnado te quita la energía, pero también te la da. En ese intercambio de energía está el proceso de enseñanza-aprendizaje.
- No olvides que trabajas con personas volubles en edad de crecimiento. Sé tolerante y respetuoso, simplemente están cambiando su manera de ver la vida.
- Tienes derecho a no estar bien y no dar siempre el 100%. Pero sé honesto con tu alumnado, pues ellos siempre esperan lo mejor de ti. Y a veces eso no es posible.
- Quiere a tu alumnado. Sin ellos, solo eres un expendedor de contenido vacío. Les necesitas. Y ellos a ti.
- Respeta a tu alumnado y ellos te respetarán. Respetar no es ser estricto ni alzar la voz, ni tampoco consensuar todo. Respetar es argumentar y entender al diferente. Y saber escuchar. Y eso es labor de todas las partes.
- No te creas superior a todos aquellos compañeros que llevan más de 10 años de docencia. La experiencia es un grado y tú acabas de empezar. Escucha y aprende de ellos, tanto lo bueno, como lo malo. No eres mejor que ellos.
- Ser cercano no es ser amigo de tu alumnado. Ser amigo de tu alumnado no es ser cercano. Entiende los distintos niveles y aplícalos. Estás formando ciudadanos responsables para el futuro.
- Ser profesor es por encima de todas las cosas ser buena persona. Incluso por encima del contenido que impartas. No hay aprendizaje significativo si no hay un gran corazón detrás que lo enseña.
Y 11. Estás moldeando personas. Es algo importante. Esto no va de ti. Va de ellos. De sus experiencias vividas y de cómo solucionarlas. Eres su guía. Si ponen su luz en ti, siéntete afortunado. Tienes una responsabilidad enorme. No les falles. No te falles.
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