In BOD we trust

No sé quién dijo que los deportistas son los héroes modernos de nuestro tiempo. Pero probablemente tenía razón. Normalmente estos términos suelen ser exagerados (son sólo deportistas, le pegan patadas a un balón y cobran millones, son de carne y hueso como nosotros) y con casi total seguridad, no anden equivocados. Pero a veces, sólo unas pocas veces, pisa la tierra gente predestinada a hacer cosas grandes.

Es verdad que los deportistas son personas de carne y hueso, que comen y beben como nosotros. Pero puede que alguno de ellos solo sea en eso en lo que se nos parezcan. En una encuesta realizada hace unos años, había una pregunta sobre quienes eran las personas más respetadas en el mundo. El número 1 fue Nelson Mandela, algo bastante entendible. El número 2 fue… Roger Federer.

Probablemente las palabras «Michael Jordan» hayan aparecido más en los periódicos de Chicago que el nombre de su alcalde. Y por supuesto, si estás en Dublín, has oído hablar de Brian O´Driscoll.
Hablar de Brian O´Driscoll a gente que normalmente no ha visto un partido de rugby se antoja complicado. No entienden esa veneración por un jugador, principalmente porque no entienden la devoción que se tiene si eres seguidor de rugby, algo bastante más enfermizo que en deportes como fútbol o baloncesto (en mi corta experiencia he entendido que en rugby tú no eliges colores, los colores te eligen a ti y se te quedan grabados a fuego) y además, el rugby es un deporte bastante complejo.

Pero hoy toca hablar de él, de BOD, del hombre que deja la selección de Irlanda con 133 caps y 46 ensayos en su haber. El hombre que ha llevado a Irlanda a ganar el VI Naciones de 2014, la persona que ha elevado a los altares al pueblo irlandés. El chico pálido que jugaba en la Blue Army de Leinster, el, hasta hace poco, grandioso capitán de Irlanda.

Probablemente Irlanda sea conocida por la cerveza Guinness, U2 y sus fabulosos escritores (Oscar Wilde, James Joyce y un largo etcétera). También por San Patricio y sus fiestas ataviadas con sombreros gigantes. Pero en lo que llevamos de Siglo XXI, Irlanda es la tierra de Brian O´Driscoll, el hombre del que se hablará después de que hayan pasado miles de generaciones por la Isla Esmeralda.

¿Y por qué es este señor tan importante?, preguntará alguno. Pues por elevar a la categoría de arte algo que pocos pueden hacer. No es solo el talento natural de O´Driscoll para el rugby, es su capacidad para liderar, para ser diferencial, para reunir todos los valores en los que se inspiraron los gentlemen ingleses al crear el Sport. Brian O´Driscoll respira deporte, ES deporte.

Sus tres ensayos en París en el año 2000, la gira con los British & Irish Lions del 2001 con un ensayo descomunal, las Triples Coronas ganadas, su capitanía con los Lions, las Heineken Cup ganadas, ese Grand Slam de 2009, las lesiones sufridas y su determinación para nunca esconderse, siempre dando la cara, le hacen tener el respeto de todo el mundo del Deporte. Porque BOD está a la altura de los más grandes de todos los deportes. A la altura de Federer, de Nadal, de Jordan, de Magic, Alí, Frazier o Maradona. Como Phelps, Bolt, Messi o Carl Lewis. Un ser de leyenda.

Siempre le quedará al bueno de Brian no haber ganado nunca a los All Blacks, ni haber ensayado en Twickenham o haber llegado lejos en un Mundial. Y sin embargo, su carrera está plagada de éxitos y de respeto allá por donde pasa.
Personalmente, descubrir a Brian O´Driscoll supuso en mí un impacto enorme. Nunca un deportista, de ningún deporte, me ha llegado a emocionar tanto como la actuación de BOD en 2009 en el VI Naciones. Revisionen sus cinco partidos, no verán nada igual. Podrá haber deportistas con mejor palmarés que él, pero nunca mejores. Les voy a contar un secreto: Cuando a veces mi ánimo está decaído, sólo tengo que ver vídeos de Brian O´Driscoll para sentirme mejor.

En Irlanda es venerado como un dios (la frase «In BOD we trust» no puede ser más acertada), la gente del rugby lo respeta como la leyenda que es. El mundo del deporte tiene en Brian O´Driscoll un ejemplo de deportista.
Tras varios años apartado de la élite, uno solo puede darle las gracias por todo lo que ha hecho en el campo de juego. Por ser un ejemplo de coraje, valentía e inteligencia. Por nunca abandonar a un compañero, por saber ser un líder, por llegar a donde otros no pudieron.
Algún año las pintas correrán por Dublín celebrando la victoria del VI Naciones. Pero siempre brindarán por el deportista más grande que ha dado su isla, por el dios de piel humana que llevó el 13 a la espalda. Desde aquí solo podemos darles las gracias.

Parafraseando la célebre frase de Fernando Trueba en los Oscars, yo solo creo en Brian O´Driscoll.
El Rugby sin ti no será igual, Brian. Pero tu legado es inmenso.

In BOD We Trust.

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