Ronald Koeman lleva ya el tiempo suficiente en el banquillo culé para que se pudiera vislumbrar sus intenciones en cuanto al modelo de juego llevado a cabo y a la espera de nuevas variantes que impulsaran la idea del entrenador holandés. Pero pasan los días (y los partidos) y seguimos sin poder descifrar qué busca el hombre que metió el gol más importante en la historia del Fútbol Club Barcelona.

Intenciones tácticas: Parecía que Koeman buscaba cierta movilidad en la gente de arriba, con un doble pivote que permitiera cierto sostén en las fases de transición. Es decir, que pasaran cosas. Muchos cambios posicionales, buscando ser indetectables. Y así parecía ser al principio, liderados por un Ansu Fati en estado de gracia y un difícil encaje de Griezmann. Luego llegó la lesión del canterano y comenzaron la ruleta de movimientos.

Intenciones posicionales: Si Koeman quería darle galones a Frenkie De Jong lo ha conseguido. En un ecosistema donde Leo Messi es la pulsión interna del mismo, el rubio holandés parecía llevar la manija del equipo, en un comienzo que despistó a propios y extraños. No es que el Barça fuera indefendible, es que los rivales no conocían bien las intenciones de Koeman. Como suele pasar en la élite, al segundo partido ya está todo muy visto. Y la capacidad de modificación de Koeman, en cuanto a nombres y posiciones, ha sido alta. No tanto en cuanto a idea, porque parece que la idea no aparece. Porque, suponemos, debe haber.

Así, Philippe Coutinho ha pasado de ser mediapunta a extremo derecha, suplente, titular en banda y lesionado en un ciclo nada virtuoso. Francisco Trincao ha pasado de jugar en banda derecha a banda izquierda. Griezmann ha hecho una transición de delantero referente a jugador en banda, suplente y, en lo último que se intuye, delantero al espacio junto a  Dembelé. Frenkie De Jong jugaba al lado de Busquets y ahora parece el jugador más cercano a Braitwhaite en el área. Pedri empezó en banda, pasando a mediapunta y últimamente es una mezcla de interior y falso nueve. Mingueza ha jugado de central en línea de cuatro a central en línea de tres y posteriormente a lateral derecho. Muchas variables distintas para una idea…

Porque ahí está el dilema: Koeman no está plantando una idea y regándola con variantes, en lo que podríamos llamar un «Barça líquido», utilizando la frase del maestro Perarnau sobre el Barça de Pep. Koeman va, a base de ensayo-error, intentando descifrar lo que da resultado.

Tampoco hay estrategia operativa ante el rival. No se ve un trabajo previo (que seguro que hacen, espero) sobre las virtudes y defectos del rival. No se ajusta a unas intenciones para atacar y defender mejor. Seguro que hay una argumentación sensata en sus elecciones, pero parecen más prestas a ver quién ha entrenado mejor en su opinión y punto. Seguramente no sea así, pero no se ve una intencionalidad por parte del entrenador holandés de hacer daño al rival a través del estudio del mismo.

El equipo ha pasado del doble pivote reactivo a un 1-4-3-3 donde Busquets se mete entre centrales para la salida de balón. Ha mutado de no presionar a buscar a su rival. Y no parece que haya sido por orden del entrenador, sino más por la interacción de los jugadores que pone: es más fácil la pérdida de balón y presión con Pedri, Busquets y Messi que con Pjanic, Coutinho y Griezmann, por ejemplo.

A veces uno tiene la sensación con Koeman como la que tuvo cuando Bernd Schuster se hizo cargo del Real Madrid. Poca facilidad para explicar su discurso, sensación de jugar a los dados con el equipo en lugar de implantar una idea, a veces se gana, otras se pierde, y listo.

Por otro lado, el paso de Koeman por Valencia no dejó grandes amigos (más allá de una Copa del Rey) pero sí impulsó a un jugador como era Juan Mata. Quién sabe si pasará lo mismo con Ousmane Dembelé o Pedri. El francés parece que está cuajando unos buenos minutos de juego y Koeman intenta (creemos) darle un espacio donde pueda ser más decisivo: frente al Athletic, atacar el intervalo central-lateral, junto a Griezmann, en lo que pudo ser la mejor actuación culé de este año. Si hablamos del canario, su irrupción viene determinada por una variable simple: conoce y domina el juego. Y es el mejor aliado de Messi.

Porque claro, está Messi, que parece que se ha tomado un tiempo de reflexión para volver a ser el jugador decisivo que era. Y eso no es poco, más bien al contrario. Si Koeman, a través del ensayo-error (o simplemente casualidad) ha logrado encontrar un sistema que potencie al argentino, el equipo estará en condiciones de poder presentarse ante el PSG con la garantía de no sufrir resultados como los que ha venido obteniendo en Europa en los últimos años.

Quizá el plan de Koeman es tener todos los planes. Hoy 1-4-2-3-1, más tarde 1-3-5-2, luego 1-4-3-3, en Bilbao 1-4-4-2 con Messi juntándose con Pedri y Griezmann con Dembelé. O quizá el plan de Koeman sea no tener plan. O  no ser capaz de tenerlo…